Paul Alexander, conocido como ‘Polio Paul’, contrajo poliomielitis a la edad de seis años, lo que lo dejó paralizado de por vida y dependiente de un pulmón de acero para poder respirar. Tras 78 años de estar conectado a esta máquina, su vida llegó a su fin, marcando el final de una era. La poliomielitis fue una de las enfermedades más devastadoras del siglo XX, y Paul fue uno de los pocos sobrevivientes que vivió la mayor parte de su vida asistido por este dispositivo médico, que fue inventado en los años 1920. El pulmón de hierro fue una herramienta crucial para aquellos que, como Paul, no podían respirar por sí mismos debido a la parálisis provocada por el virus.
Nacido el 30 de enero de 1946 en Dallas, Texas, Paul comenzó a mostrar síntomas de poliomielitis cuando tenía solo seis años. A los pocos días, perdió la capacidad de sostener un lápiz, hablar y respirar de manera autónoma. Esta situación lo llevó a ser conectado a un pulmón de hierro, que lo mantuvo vivo durante las siguientes décadas. A pesar de su condición, Paul no dejó que su discapacidad definiera su vida. Se destacó académicamente y logró convertirse en abogado, lo que demuestra una notable fuerza de voluntad y perseverancia.
La poliomielitis, o polio, es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta el sistema nervioso, causando parálisis y, en muchos casos, la muerte. Antes de la distribución masiva de la vacuna contra la polio, la enfermedad era una de las principales causas de discapacidad en el mundo. El pulmón de hierro se convirtió en una herramienta indispensable durante los brotes de polio, ya que ayudaba a los pacientes con parálisis respiratoria a respirar a través de un mecanismo de presión negativa. Este dispositivo funcionaba creando un vacío que forzaba a los pulmones del paciente a expandirse, permitiéndoles inhalar y exhalar de manera mecánica.
A lo largo de los años, Paul aprendió a respirar sin el pulmón de hierro por períodos cortos de tiempo, lo que le permitió vivir una vida relativamente independiente durante algunas horas al día. Esto le permitió asistir a la universidad, graduarse en derecho y ejercer como abogado. Durante su carrera, Paul representó a numerosos clientes, enfrentándose a los desafíos de su condición física con una determinación que inspiraba a quienes lo conocían.
Aunque los pulmones de acero se volvieron obsoletos con la erradicación casi completa de la poliomielitis gracias a la vacunación masiva, Paul continuó utilizándolo durante décadas debido a su necesidad. En sus últimos años, era una de las pocas personas en el mundo que seguían dependiendo de este dispositivo para sobrevivir. Su historia no solo es un testimonio de la evolución médica y tecnológica, sino también de la capacidad humana para adaptarse a circunstancias extremas y continuar adelante.
El pulmón de hierro era una estructura voluminosa, que requería que el paciente permaneciera inmóvil en su interior mientras el dispositivo generaba la presión necesaria para que sus pulmones funcionaran. A pesar de lo incómodo que podía ser, Paul se acostumbró a vivir en este entorno, y lo que para muchos sería una prisión de metal, para él se convirtió en un compañero de vida. Aunque limitado físicamente, su mente permaneció activa, y dedicó su tiempo a escribir y defender los derechos de otros.
Con la muerte de Paul, queda una sola persona en los Estados Unidos que aún utiliza un pulmón de acero. La historia de Paul Alexander es una prueba de la increíble resistencia del ser humano, no solo para sobrevivir, sino para prosperar a pesar de las adversidades más extremas. A través de su vida, Paul dejó un legado de coraje, fuerza y la importancia de nunca rendirse, independientemente de las circunstancias.
Gracias a los avances médicos, la poliomielitis es hoy una enfermedad casi erradicada, y la necesidad de pulmones de acero ha disminuido significativamente. Sin embargo, la historia de Paul nos recuerda los tiempos oscuros en los que esta enfermedad devastaba a comunidades enteras, y cómo la ciencia ha logrado hacer frente a uno de los mayores desafíos de la salud pública.